En la subcultura de las maras -como se conocen en Honduras y otras naciones centroamericanas a las pandillas criminales- los tatuajes y sus significados son motivo de estatus, identidad social y poder.
No obstante, en algunas regiones llevar estas marcas tiene un significado oscuro, un estigma que incluso puede prescribir un destino incierto al portador como la prisión o la muerte.
MARAS
Las pandillas no son un fenómeno reciente. Desde mediados del siglo XX en Centroamérica hubo organizaciones de este tipo y en la década del 70 en Honduras, por ejemplo, surgieron varios grupos de este corte en las áreas urbanas.
Aunque los enfrentamientos entre ellos eran comunes, la violencia no era extrema.
A finales de la década de 1980 y en los 90 la historia cambió.
Las deportaciones de un considerable número de jóvenes emigrantes de Estados Unidos aumentaron y arrastraron consigo a integrantes de las violentas maras Barrio 18 y la Salvatrucha, conocida como MS.
A grandes rasgos, la marginación, la carencia de oportunidades, la pobreza, el desempleo y la corrupción en los países del llamado Triangulo Norte -Guatemala, Honduras y El Salvador- fomentaron el crecimiento y asentamiento de estas organizaciones criminales transnacionales.
La irrupción de estas dos maras -nacidas en los barrios y calles de la ciudad norteamericana de Los Ángeles- implicó un nuevo escenario.
Los conflictos por el control de zonas y negocios ilícitos comenzaron a ser cada vez más cruentos, con elevados saldos de sangre y muerte.
A la par surgieron nuevas maneras y modos de identificarse con el grupo.
Graffitis, ropa, frases, cortes de cabello y por supuesto los tatuajes, moldearon la imagen de este mundo marginal y orgulloso de la fuerza y la violencia como métodos para prevalecer.
SIGNIFICADOS
Pocas partes del cuerpo están exentas de la tinta para los mareros, una estética que recuerda mucho a la antigua mafia yakuza del Japón.
El rostro, el torso, la espalda, los brazos y las piernas son el lienzo que recuerda y almacena fechorías, violaciones, asesinatos, frustraciones y remordimientos de los miembros de cada pandilla.
Muchos dibujos tienen un significado propio.
Por ejemplo, es muy común en pandilleros de la MS o la 18 el símbolo del ying y el yang -una esfera de dos colores que en la cultura asiática representa la luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo.
Según investigaciones de la Policía reveladas por el diario El Heraldo, esta es una manera de manifestar la visión que tienen de la realidad estos jóvenes, quienes se suponen por encima de la dicotomía del bien y del mal, una manera de reafirmar su papel en el mundo marginal.
Otra de las piezas que más se repite es la tela de araña.
Muy común en articulaciones como rodillas y codos representa la expansión del grupo al que se pertenece así como el papel de este sobre el individuo.
De igual forma, los tatuajes que imitan una plegaria están relacionados con el perdón, una manera de expiar las culpas por las atrocidades cometidas a la vez que reconoce la incapacidad del tatuado para abandonar la mara.
Tres puntos en forma de triángulo son la confirmación de una "vida loca", ajena a toda ley y norma social, mientras que el alambre de púas recuerda que sirven como esclavos a la organización a la que pertenecen.
Las figuras religiosas no faltan.
Una de las más populares es la patrona de México, la Virgen de Guadalupe, quien viaja como resguardo y protección en el cuerpo del 90 por ciento de los miembros de la 18, según estadísticas reveladas por El Heraldo.
Asimismo, la imagen de Jesucristo con una corona con la letra M y una barba con la S es de uso extendido entre los salvatruchos.
También están los números, que casi siempre en letra gótica identifican a cada pandilla -XV3 en caso de la 18 y 13 para la MS- y los tatuajes con vínculos con la muerte, como las lápidas, las cruces o las letras RIP.
Investigaciones del estudio profesional Vallekas revelaron que las torres representan la cárcel, mientras que las lágrimas están relacionadas con la muerte de pandilleros, aunque si son negras significa homicidio cometido.
ADAPTARSE
Durante décadas los tatuajes identificaron a estos grupos, pero los tiempos cambian.
La necesidad de reconocimiento como elemento de defensa mutó y en la actualidad la práctica de las marcas pandilleras disminuye cada vez más como estrategia de supervivencia y camuflaje.
Muchas de las nuevas maras decidieron no copiar el estilo de la MS y la 18, las que a su vez son menos estrictas en este sentido.
La inversión en negocios legales y una mayor presencia en la economía formal son objetivos que estas organizaciones no pierden de vista, para los cuales es necesario un barniz menos agresivo, aunque lo más probable es que las tácticas sigan siendo las mismas.
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