Las causas de la violencia en El Salvador según estudio de la Universidad de Valladolid, España.
En la Universidad de Valladolid, específicamente en la Facultad de
Educación Social los académicos José Luis Hernández Huertas y Almudena
Quijano González realizaron recientemente un estudio sobre el fenómeno
de la violencia social latinoamericano, específicamente de El Salvador,
este estudio se centra en los grupos conocidos como maras y pandillas.
El fenómeno social de violencia se ha extendido a nivel de todo el
continente americano, así como a Centroamérica, pero, también ha tocado
suelo de algunos países europeos, entre ellos España.
Este análisis de Educación Social ha centrado su atención en la juventud
que desde hace un par de décadas atrás en El Salvador forma parte del
fenómeno pandilleril, a juicio de sus autores, no se puede abordar la
violencia social sin poner a la base un mínimo de contexto histórico y
social en el cual se puedan identificar algunas respuestas al fenómeno
de la agresividad racionalizada experimentada en la etapa de postguerra
salvadoreña.
Consideran que el periodo de violencia armada (1980-1992) incide en el
periodo posterior de violencia social en la postguerra, y que ambos
grupos son en alguna medida el producto del modelo socioeconómico
excluyente y de una sociedad voraz, injusta y violenta que ha arrojado a
los jóvenes a la cultura de la violencia colectiva. En este sentido,
es obvio que todos los jóvenes que ya forman parte del fenómeno de
violencia social provienen de una familia, pero que esta institución
primaria de socialización quedó bastante desgastada y desarticulada
después de la guerra civil, por tanto, la familia salvadoreña ha quedado
debilitada y erosio-nada. Consiguientemente, los jóvenes ante un marco
moral casi nulo de buena convivencia, se han dedicado a dañarse entre
ellos mismos y terminan perjudicando a sus familias, comunidades y
sociedad.
Ambos grupos desde su génesis en los Estados Unidos se vieron
enfrentados ante las leyes del país norteamericano y desde 1996 fueron
deportados a los países centroamericanos. Desde la etapa formativa de
estos grupos y desarrollo hasta la actualidad han entrado en procesos
de complejidad y opuestos a las leyes del Estado salvadoreño, ya que han
sobrevivido violentando el orden social, asimismo, que en el despliegue
de estos colectivos juveniles se les dejó evolucionar mientras las
autoridades estatales no realizaron ni implementaron ninguna medida de
prevención, sino, todo lo contrario, un exceso desproporcionado en
políticas de represión, las cuales ejecutaron sin el conocimiento
profundo y complejo del fenómeno social de violencia.
La tesis central en que se fundamentó este estudio radica en la apuesta
por la educación social, ya que es cierto que otros académicos han
realizado diversos estudios en el fenómeno de la violencia juvenil,
pero, la particularidad en esta ocasión consiste en el enfoque educativo
y social que se implementaría con los miembros de ambos grupos. Si bien
es cierto no es ninguna novedad plantear esta tesis en pro de buscar
una salida al fenómeno de violencia, pero, la importancia consiste en el
énfasis de comenzar a implementar esta modalidad educativa en la
prevención de los jóvenes que todavía no han ingresado a estos grupos, y
continuar con el ejemplo de sus predecesores, así como educar a los
jóvenes que forman parte de este fenómeno social de violencia, todo con
el objetivo de reinsertarlos y buscar otra orientación.
Ampliando sobre la propuesta peda-gógica que hacen José y Almudena están
diversas modalidades: Programas de Prevención, que van orientados a
promover la participación activa de organización comunitaria, a
proporcionar habilidades orientados en crear empresas, a la
productividad y generarles ingresos económicos sostenibles, así como
enfocados a la intervención temprana, rehabili-tación e inserción.
Otro programa es el de la Educación para la Paz y la no violencia, que
lo plantean en varias ramas: el de fomentar habilidades sociales
entendiendo por estas el conjunto de comportamientos interpersonales que
se pueden educar y mejorar, Mediación y resolución de conflictos,
Educación afectivo-sexual, prevención de drogodependencias y
desintoxicación, No más leyes represivas, Formación y orientación
laboral y Sensibilización a la población.
El tercer programa va orientado a la capacitación de la Inteligencia
Emocional, a modo de lograr el beneficio en tres niveles: personal,
grupal y social. La apuesta en esta capacitación busca encontrar armonía
personal y con el otro. Finalmente, el último, trata sobre la
Coope-ración Internacional que engloba proyectos de educación, salud,
sostenibilidad, formación, empleo y cohesión social.
En otra arista de este fenómeno, José y Almudena consideran que tanto el
gobierno como la población son los responsables de la concienciación
de ambos grupos, para que den un giro en su manera de actuar, ya que la
represión no es la solución a la violencia social, muestra de ello ha
sido la Mano Dura implementada, en el pasado, por el gobierno y
calificada como error que ha envuelto a pagar a toda la sociedad.
Ante el panorama complicado de la violencia juvenil por ambos grupos, la
apuesta por la que se decantan los autores de esta tesis es reeducar a
los jóvenes.
Y que la represión mostrada con la ley Antimaras sólo ha evidenciado la
poca seriedad sobre el problema, el desconocimiento profundo y denso,
así como el pesimismo a ultranza que se tiene de los jóvenes que
pertenecen a ambos colectivos, ya que prácticamente con esas medidas se
quiere evidenciar que son jóvenes irrecuperables para insertarles en la
sociedad y que una vez la fuerzas represivas del Estado les eliminen, el
problema se resolverá. Cuando la solución debería de apuntar a incluir y
reinsertar a los jóvenes de ambos grupos a la vida social, económica,
cultural y educativa, y por esto es de vital importancia la Educación
Social.
Finalmente aluden a considerar que la exclusión y marginación son una violencia mayor.
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