El
partido ARENA tiene el pecado original de haber sido fundado por el
mismo personaje que fundó y dirigió los escuadrones de la muerte, el
mayor Roberto D’Aubuisson, quien provocó un excesivo luto y sufrimiento
a miles de familias de salvadoreños a causa de persecución,
desaparición forzada, torturas y asesinatos políticos.
La naturaleza violenta y agresora de ARENA fue simbolizada y enaltecida en su himno, el cual habla de sangre y de tumbas, indicando que en su lucha por el poder no descartan la eliminación física del contrario, anacronismo que el grupo oligárquico que controla dicho partido defiende a ultranza, rechazando las iniciativas de modificación que algunos sectores han intentado.
Al historial de violencia política cultivado por ARENA en contra del pueblo, se suman hechos que sugieren que entre sus filas es fácil la coexistencia de estructuras que conviven con la corrupción y actividades delictivas, entre las cuales las más visibles son: el proceso que se sigue contra el Presidente honorario de ARENA licenciado Francisco Flores Pérez y el asesinato en Guatemala, ejecutado por narcotraficantes, de los diputados areneros del PARLACEN Eduardo D’Aubuisson Mungia, William Rizziery Pichinte y José Ramón González, hecho catalogado como un ajuste de cuentas, que se mantiene en la oscuridad.
La cadena de indicios de que ARENA convive con delincuentes crece al agregarse el delito de extorsión por el que es procesada Maritza Raquel González Molina concejala arenera suplente del municipio de Zacatecoluca, quien de acuerdo con la Fiscalía, pertenece a una estructura de la pandilla 18 sureños.
Dos eslabones más de esta mafiosa cadena son la captura por tenencia de drogas de Juan Ramón Duch, hijo del expresidente de la Asamblea Legislativa Juan Duch Martínez, por el partido ARENA en el periodo 1998-2000 y la captura por vínculos con la pandilla MS de Marlon Vladimir Menjívar Palacios, personalmente seleccionado por el Jefe de fracción legislativa de ARENA, Alberto Romero, como miembro de su seguridad personal.
Otro eslabón se forma con la velación en una sede de ARENA en Apopa, de Erick Alberto Escobar Vásquez, miembro de la pandilla 18, uno de los asesinados el 22 de agosto en el penal de Quezaltepeque, quien era de los principales sospechosos por el asesinato de un agente de la División Élite contra el Crimen Organizado (DECO), hecho denunciado por el Secretario de Comunicaciones del Gobierno.
De seguro que habrá muchos eslabones más de esta infame cadena de hechos que son claros indicios de los vínculos de ARENA con la violencia y estructuras mafiosas que por su naturaleza antipopular, serán finalmente vencidas por las acciones del plan El Salvador Seguro.
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