El postulador de la causa de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Vicenzo Paglia, visitó hoy la tumba del padre Rutilio Grande, asesinado hace 38 años por cuerpos represivos del gobierno salvadoreño.
Grande forma parte de la amplia lista de religiosos que en esta nación centroamericana fueron asesinados, expulsados o maltratados por denunciar la represión militar durante los años de las dictaduras y luego durante el gobierno de Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
El sacerdote se convirtió en párroco de Aguilares, el 24 de septiembre de 1972, donde junto a otros miembros de su congregación establecieron las Comunidades Eclesiales de Base, pequeños grupos religiosos de signo católico fuertemente impregnados por la teología de la liberación.
Estas comunidades asumieron roles esenciales en la resistencia contra los gobiernos de facto y en la defensa de los derechos humanos, por lo que encontraron oposición entre los terratenientes y sacerdotes conservadores aquí en El Salvador.
Rutilio Grande, amigo personal de Monseñor Ã"scar Arnulfo Romero, denunció la persecución de que eran objeto los integrantes de las Comunidades Eclesiales, así como de otros religiosos acusados de izquierdistas, políticos, agitadores o comunistas.
Fue ametrallado, el 12 de marzo de 1977, en el sector conocido actualmente como Las tres cruces en la carretera que conduce a El Paisnal, departamento de San Salvador, junto a Manuel Solórzano, de 70 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16, tras ser emboscados.
El crimen fue atribuido a la Guardia Nacional, uno de los cuerpos de seguridad más represivos, declarado proscrito tras los Acuerdos de Paz de 1992.
Monseñor Romero hizo ingentes esfuerzos en todas partes, incluso en el Vaticano para que se aclarara su muerte y la de sus dos colaboradores.
El enviado especial del papa Francisco, Vicenzo Paglia, informó ayer miércoles en esta capital, que existe un proceso abierto de beatificación del padre Rutilio Grande desde enero último.
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