jueves, 30 de julio de 2015

«Viajes, Sínodo, Jubileo: en tres meses las etapas fundamentales del Pontificado»

Alberto Melloni, historiador del cristianismo, analiza para Vatican Insider los desafíos que esperan a
Francisco entre septiembre y diciembre.


«De septiembre a diciembre: en tres meses, Francisco jugará las partidas fundamentales de su Pontificado». Del viaje a Cuba y Estados Unidos, pasando por el Sínodo ordinario sobre la familia y su viaje a África, hasta la apertura del Jubileo de la Misericordia. Desmenuza el significado de la inminente agenda papal el profesor Alberto Melloni, profesor de historia del cristianismo en la Universidad de Módena-Reggio Emilia y titular de la cátedra de la Unesco sobre la pluralidad religiosa y la paz en la Universidad de Boloña.
«El Pontífice quiso enmarcar su misión en los Estados Unidos y en la ONU entre dos viajes dedicados a los indigentes sudamericanos y africanos», explicó a Vatican Insider el también director de la Fundación para las ciencias religiosas Juan XXIII de la ciudad de Boloña.

De tres países pobres latinoamericanos (Ecuador, Bolivia y Brasil) a las zonas más difíciles del Continente negro, pasando por la visita a Cuba y a los Estados Unidos. ¿Cuál es el significado en esta “geopolítica de los viajes”?

Situado entre dos visitas a los pobres en Sudamérica y África, el viaje a los Estados Unidos no corre el peligro de parecer una visita con un plan político ante la inminencia de las elecciones presidenciales. Los discursos sobre las injusticias sociales que pronunció en América Latina fueron tan fuertes que dejan clara la visión del Papa sobre el tablero internacional. Además, su res-puesta durante el vuelo de regreso sobre el Crucifijo que le ragaló el presidente boliviano Evo Morales es muy importante desde el punto de vista del contenido doctrinal. Para Francisco no es un problema que la teología de la liberación haya recurrido al marxismo.

¿Qué relación hay entre los viajes y el próximo Sínodo sobre la familia?

Los viajes siempre tienen un resultado muy positivo, porque Francisco tiene una personalidad magnética y de enorme alcance. La del Sínodo, por el contrario, es una partida muy diferente y representa un parteaguas enorme con respeco a lo que sucedió hasta su elección. Bergoglio puso en marcha un mecanismo sinodal que nunca había funcionado. Una transformación que todavía no termina, pero el Papa ya obtuvo una victoria indiscutible, porque finalmente en el Sínodo se confrontan posturas diferentes y se da una discusión verdadera. Para Francisco no existe una ruptura entre dos Iglesias diferentes. Para él la Iglesia es una y el Sínodo es el lugar en el que se confrontan las diferentes sensibilidades y en el que pueden dialogar las posturas más alejadas entre sí.

 ¿Qué sucederá?

La llamada fronda de los conservadores sostenía que en el Sínodo no había nada que discutir, sino que solo había que seguir posturas inmutables. Un punto estático que ha sido completamente superado. En el Sínodo, efectivamente, es posible afrontar libremente las cuestiones sobre la familia. Y esto representa un evidente éxito para el Papa.

 ¿Es innovador el Año Santo extraordinario dedicado a la Misericordia?

Si la justicia es una alternativa a la misericordia, entonces no es la justicia cristiana. Por ello Francisco invierte la que durante siglos fue la doctrina de las indulgencias. En la bula del Jubileo, el Pontífice se refirió a la indulgencia de Dios. Administrarla ya no es prerrogativa del Papa ni de la Iglesia. El recorrido va de todos hacia todos.

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