Por lo general el periodista puede entrar en confrontación ética, moral y política desde su rol profesional con el empresario del medio de difusión, y acá se abre la arista en dos caminos, el primero, pertenece al profesional, y el segundo, al dueño del medio de comunicación; pero, falta otro actor social y es la población quien es la destinataria del trabajo periodístico.
La población demanda compromiso y responsabilidad tanto del periodista como de la empresa difusora, esta es la apuesta del deber ser, sin embargo, en la realidad social salvadoreña parece que este esquema entre las dos partes periodísticas no hay mucha diferencia de posicionamiento, sino, que va en una misma sintonía, una arrastra a la otra.
Muchos periodistas están contratados sólo para cumplir agenda noticiosa institucional, y en el peor de las pestes y actitud cancerígena a trabajar para la élite oscura que a diario se despierta y levanta sólo al complot, es decir, la profesión que desempeñan está comprada e hipotecada, y por tanto, la calidad profesional en caso que la haya fue negociada desde el inicio, de la credibilidad ni que hablar.
La mayoria de periodistas que ejercen como tales son estudiantes activos de periodismo o comunicación social, otros no terminaron la carrea, y otros en el peor de los escenarios no tienen ninguna formación académica y sólo actividad empírica.
En el contexto salvadoreño actual donde los problemas (violencia social y desempleo como la punta de la injusticia y pobreza estructural heredada) que más azotan a las personas en la sociedad, son necesarias y determinantes hacerle las siguientes preguntas al ámbito periodístico: Periodismo, ¿para qué? ¿Demanda formación académica el periodismo? ¿Cuál es el beneficio social del trabajo periodístico? ¿Es consecuente la formación académica del periodista con el trabajo que desempeña? ¿Tiene algún valor la ética, pero sobre todo moral del periodista con su trabajo hacia la población? ¿Cuál es su horizonte de sentido periodístico con y para la sociedad? ¿Lo tiene claro? O claro sólo es su contrato con la empresa de difusión. ¿Para el/la periodista la honestidad, la transparencia, el compromiso, la verdad y la justicia son valores que están empolvados y que son viejos recuerdos de los libros de texto, o están vigentes en su trabajo?
Si la respuestas son negativas entonces periodismo, ¿para qué y para quién? La verdad emerge de sí misma y no hay otro beneficiario que el empresario con su agenda y la remuneración que recibe el desinformador. Si la respuesta es positiva o clara en beneficios hacia la población entonces es de saber quiénes son esos periodistas, dónde están y cómo se desenvuelven en términos profesionales. ¡Bien por aquellos/as que luchan por mantener la moral en alto en el desarrollo de su profesión!
En este sentido el periodista debería radicalizar, desenmascarar y desideologizar los problemas sociales, la corrupción y la impunidad, pero, en una sociedad como la salvadoreña donde casi todo se compra y está a la venta, qué le queda esperar a la población salvadoreña.
En El Salvador el 31 de julio de cada año se conmemora el Día del Periodista, decreto emitido por la Asamblea Legislativa desde 1969, y en esta fecha que nuevamente se celebrará en 2015 surge nuevamente la pregunta: Periodismo ¿para qué y para quién?
Es posible que algunas empresas tiren la casa por la ventana haciendo algarabío por esta celebración, otras se darán reconocimientos y premios entre ellos mismos, habrá festejo, derroche, y muchos de los medios de comunicación social dirán tantas cosas bonitas, amplificadas, e inventadas que sólo contribuirán al espíritu egocéntrico empresarial, pero, a la población en qué le beneficiará.
Sería congruente y consecuente que en esta celebración el/la periodista y las empresas difusoras dieran respuesta de cuánto han sido responsables y ayudado a la población, mostrando con lujo de detalle el trabajo que han realizado en contra de los problemas sociales, la corrupción y la impunidad, pero si esto no fuera así, entonces a ambas partes periodísticas les queda la tarea de responder: Periodismo, ¿para qué y para quién?
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