El proceso de lucha de clases en el marco de una realidad 
neoliberal dentro de lo sindical, nos invita a expresarnos en el marco 
de la coyuntura que plantea el próximo 31 de octubre, DÍA DE LA PERSONA 
SINDICALISTA. La importancia que se deriva es por la conmemoración de la
 memoria histórica sobre los niveles de represión política-militar 
vividos en la época del proceso revolucionario salvadoreño (1970-1992).
En aquella recordación nos ubicamos en el acto represivo en el local de 
la federación sindical FENASTRAS, por parte del régimen militarista del 
país si, de todos esos cuerpos de seguridad represivos, soldados y 
grupos para militares al servicio de la oligarquía, que reprimieron al 
pueblo defendiendo los intereses económicos de las clases dominantes, y 
que fueron sistemáticos en la represión hacia los sectores sindicales 
incorporados al proceso de transformación política y económico-social 
por la vía de la insurrección armada.
El evento luego de la guerra ha significado una ventana de reflexión 
permanente sobre el compromiso de los sectores sindicales hacia los 
cambios y el proyecto político de transformación económica, democrática y
 de justicia social. En ese acto infame y desde todo punto de vista, 
implicó un deterioro del régimen militarista, en tanto que la bomba fue 
colocada con total impunidad en el local sindical en construcción 
cercano al cuartel de policía y en una acción que pretendía acelerar el 
terrorismo de Estado.
Los sectores sindicales rememoran esa fecha hoy  para buscar identidad y
 reconocimiento dentro de la historia salvadoreña, algo que le defina un
 valor indiscutible como movimiento sindical en la lucha social por una 
sociedad salvadoreña de bienestar y desarrollo humano.
Queremos rescatar de esa fecha histórica, en primer término, el claro 
sacrificio de importantes y nobles vidas de personas sindicalistas que 
fueron masacradas por el atentado dinamitero hoy se pone en duda esa 
contribución de cuota de sangre al proceso revolucionario de El Salvador
 a partir de políticas económicas como el asocio por el crecimiento; los
 asocios público-privados; la falta de transparencia en el proceso de 
debate del tema de pensiones; la debilidad adrede en el mejoramiento 
sustancial de la interlocución tripartita democrática, participativa, 
justa y transparente con los intereses del capital y del gobierno.
Hay condicionamientos foráneos, que atan la liberación y emancipación de
 los intereses dominantes, la alianza por la prosperidad; la intención 
de desaparecer el INPEP y la UPISSS faltando a principios de 
solidaridad, equidad, igualdad en pro de pensiones dignas, de protección
 social efectiva a la clase trabajadora que sigue poniendo los 
sacrificios para que el país sea productivo. El diálogo de sordos en 
muchas instituciones públicas con los representantes legítimos de la 
clase trabajadora, que conduce a un problema de violaciones a libertades
 sindicales, a derechos humanos fundamentales, a deterioros acelerados 
en las relaciones laborales.
Somos del criterio que el Consejo Nacional Laboral se le debe dar 
legalidad y fortaleza, manifestando más voluntad política de los 
funcionarios que la dirigen; y no tenerlo como algo eventual cuando las 
conveniencias presionan y se quiere hablar con la clase trabajadora. Los
 vientos que soplan es que no hay una interlocución abierta y 
transparente, así como informada; “El Salvador productivo”, que pudiera 
ser la ruta con las personas trabajadoras y sus representantes legítimos
 los sindicatos no obstante no hay claridad sobre los detalles que se 
entremezclan, los objetivos, metas y mucho menos las acciones que se 
piensan realizar; que en mucho de ellas estarán inmersos los problemas 
laborales que siguen sin representar radicalmente mejoramientos hacia 
trabajos decentes, hacia políticas de empleo y de salario que mejoren 
los ingresos de las personas trabajadoras.
La fecha 31 de octubre, mantiene una tendencia a que el movimiento 
sindical, sigue privado y pesa el estigma anti-sindical: el Secretario 
Técnico, declaró que la ley de la función pública, no es anti sindical; 
pero su reactivación deja fuera los intereses de la clase trabajadora, 
se impulsan diplomados para iniciar el Instituto de Formación Pública, y
 la cooperación para ello está sesgada a una relación con el gobierno, 
sin profundizar sobre la participación plena de los estamentos 
sindicales, que con sus contradicciones internas se mantienen 
deslegitimando el esfuerzo gubernamental sobre la idea de mejorar los 
servicios públicos con la profesionalización de los servidores públicos.
Hay una excesiva politización o distorsionada relación sindicato y 
partido, y se trabaja en mayor autonomía sindical, en mucho la fecha de 
conmemoración de la persona sindicalista, nos da la fuerza para pensar 
que una imagen fortalecida se necesita para reorientar la causa 
sindical.
La administración del trabajo se ve presionada sobre qué directrices 
seguir si las gubernamentales o las partidarias, la cuestión es que no 
acompaña políticamente el diálogo y la interlocución política junto a 
los sindicatos con una agenda prioritaria y, hay débiles lazos de 
interlocución para empujar directrices como la política de empleo 
nacional, la formación profesional, el diálogo social en las espacios 
tripartitos, las mejoras en la resolución alterna de conflictos; a la 
inspección laboral, a los registros, bases de datos, controles que 
mejoren la relación de no injerencia de la autonomía sindical .
La fecha es propicia para un mensaje a la clase trabajadora, necesitamos
 más institucionalidad, espacios de interlocución con el gobierno y el 
capital no son reconocidos, vivimos en sociedades en donde el 
sindicalismo como institución democrática es vista fuera del contexto 
del debate el tema de pensiones es un buen ejemplo, siendo los fondos 
propiedad de las personas trabajadoras, la injerencia partidaria, 
gubernamental y empleadora, quiere predominar en el tema, sin tomar en 
cuenta los intereses de aquéllos.
En el Día de la persona sindicalista, felicitaciones, queremos un 
movimiento sindical que opine, y mucho en espacios políticos, 
económicos, sociales, culturales, medio ambientales, mejorar la fuerza 
de su opinión y planteamiento ante la sociedad, en su rol de 
interlocución por un trabajo notable, ser un movimiento con 
conocimientos, habilidades, actitudes, que eleven sus competencias.