Hasta las aguas de Pacífico salvadoreño llegaron las flores a Camilo, una de las personalidades más paradigmáticas de la Revolución cubana.
En el Puerto de La Libertad, al sur de esta capital, miembros de la embajada de Cuba en El Salvador, colaboradores de la isla aquí, cubanos residentes en esta nación y salvadoreños, ofrendaron flores a Camilo Cienfuegos, que lanzaron al mar.
Camilo Cienfuegos fue, junto al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, uno de los fundadores del Ejército Rebelde que se enfrentó a la dictadura de Fulgencio Batista y derotó el 1 de enero de 1959.
Se convirtió con su valentía y capacidad combativa en uno de los hombres más valiosos de la lucha armada, donde obtuvo el grado de comandante.
El 28 de octubre de 1959, Camilo desapareció cuando viajaba en un avión bimotor Cessna 310 desde la provincia de Camagüey a La Habana.
Nunca fue encontrado, ni el avión, ni los otros dos pasajeros, el piloto Luciano Fariñas y el soldado Félix Rodríguez.
Desde entonces, cada 28 de octubre, se le recuerda con un acto de singular belleza, porque aunque todos lanzan flores al mar, son los niños, lo estudiantes, los protagonistas de este acto que recuerda al hombre de la sonrisa ancha, al del sombrero alón, al Señor de la Vanguardia o al Héroe de Yaguajay.
Camilo fue muy querido por su humildad, sencillez y sonrisa franca y se convirtió en uno de los símbolos a seguir por las siguientes de generaciones de cubanos que supieron de su heroicidad.
Camilo Cienfuegos fue, junto al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, uno de los fundadores del Ejército Rebelde que se enfrentó a la dictadura de Fulgencio Batista y derotó el 1 de enero de 1959.
Se convirtió con su valentía y capacidad combativa en uno de los hombres más valiosos de la lucha armada, donde obtuvo el grado de comandante.
El 28 de octubre de 1959, Camilo desapareció cuando viajaba en un avión bimotor Cessna 310 desde la provincia de Camagüey a La Habana.
Nunca fue encontrado, ni el avión, ni los otros dos pasajeros, el piloto Luciano Fariñas y el soldado Félix Rodríguez.
Desde entonces, cada 28 de octubre, se le recuerda con un acto de singular belleza, porque aunque todos lanzan flores al mar, son los niños, lo estudiantes, los protagonistas de este acto que recuerda al hombre de la sonrisa ancha, al del sombrero alón, al Señor de la Vanguardia o al Héroe de Yaguajay.
Camilo fue muy querido por su humildad, sencillez y sonrisa franca y se convirtió en uno de los símbolos a seguir por las siguientes de generaciones de cubanos que supieron de su heroicidad.
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