miércoles, 15 de octubre de 2014

DOS EFEMERIDES DE NUESTRA HISTORIA POLITICA

El 15 de octubre registra dos hechos muy importantes de la historia política de nuestro país, que marcaron importantes cambios en el rumbo que tomaría El Salvador.

         El 15 de octubre de 1979 se registra el último golpe de Estado protagonizado por militares jóvenes de la Fuerza Armada, quienes en su proclama, justificaban el alzamiento y deposición del Presidente General Carlos Humberto Romero, por ser un gobierno surgido del fraude electoral; que ha violado los derechos humanos, fomentado y tolerado la corrupción en la administración pública y justicia, creado un verdadero desastre económico y desprestigiado al país y la institución armada.

         Los dirigentes del golpe integraron la Junta Revolucionaria de Gobierno con los coroneles Jaime Abdul Gutiérrez Avendaño y Adolfo Arnoldo Majano y los civiles Román Mayorga Quiroz, rector de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas", de la Compañía de Jesús; Mario Antonio Andino Gómez, ex vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, y Guillermo Manuel Ungo, del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR); quienes inicialmente tuvieron el apoyo de sectores populares; el cual fue retirado porque la Junta no tuvo el poder real y la represión continuó, de tal forma que para enero del 80, el gobierno surgido del golpe se había deshecho. La importancia política del golpe es que marca el inicio del fin de la dictadura militar, desmontada finalmente con los Acuerdos de Paz del 16 de enero de 1992.

         El 15 de octubre de 1984; se realizó la primera reunión de diálogo entre el FMLN y el gobierno de El Salvador, presidido en ese entonces por el ingeniero José Napoleón Duarte; el encuentro fue realizado en La Palma, Chalatenango, ciudad declarada posteriormente por decreto legislativo: Cuna de la Paz, para conmemorar este histórico acontecimiento que marca el inicio del proceso de diálogo negociación que condujo a los Acuerdos de Paz de enero de 1992.

          A esas alturas del proceso, los sectores dominantes económicamente veían el diálogo como un medio para la rendición del FMLN, no aceptaban la negociación, palabra que estuvo excluida del encuentro en la Palma; pero que fue tomando fuerza en las siguientes reuniones de diálogo, hasta culminar con la negociación de los Acuerdos de Paz, que abrieron el camino a la democracia en El Salvador, impulsada desde su fundación por el FMLN y que ahora en su segundo gobierno profundiza junto al pueblo salvadoreño.

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