lunes, 28 de julio de 2014

Destacan en El Salvador legado del Asalto al Moncada




Con el compromiso de seguir profundizando la Revolución cubana, ejemplo de lucha, solidaridad y reivindicaciones, la misión de Cuba en El Salvador celebró el Día de la Rebeldía Nacional.

En el festejo que tuvo lugar en la sede diplomática, estuvieron las embajadoras de Nicaragua, Gilda Bolt, y de Venezuela, Nora Uribe, quienes recordaron el papel que jugó el triunfo revolucionario cubano en los cambios que hoy se dan en Latinoamérica.

Para Uribe, Cuba es ejemplo de nobleza y altruismo porque nunca escatimó recursos para apoyar en los más diversos campos como la salud, educación, asesoramiento técnico, entre otros, a cualquier país, en particular a Venezuela.

Rememoró los profundos lazos de hermandad y amor que unió al líder de la revolución venezolana, Hugo Chávez con Cuba, su proceso revolucionario, su pueblo y especialmente con su líder histórico Fidel Castro.

Expresó su gratitud por los miles de médicos, maestro profesores, entrenadores, y muchos más que aportan con sus saberes a impulsar las transformaciones sociales en su país.

Asimismo, Bolt significó que Cuba sigue siendo faro de Latinoamérica y el mundo al tiempo que destacó el profundo humanismo de su pueblo.

Subrayó el importante papel de la Isla en las luchas reivindicatorias en Latinoamérica y que hoy sus resultados se reflejan en la ola de cambios que vive el continente y que, aseguró, no tienen marcha atrás.

También participó el dirigente del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), José Luis Merino, quien de igual forma, resaltó la ayuda solidaria de Cuba a todos los pueblos del mundo que a lo largo de los años de revolución ha sido ejemplo para la humanidad.

Todos coincidieron en la necesidad de seguir profundizando la integración latinoamericana ante la amenaza sempiterna del imperialismo y las grandes oligarquías económicas con intereses políticos, contra estos cambios.

Resaltaron la importancia de la gesta del Moncada cuando Fidel Castro se puso al frente de una acción revolucionaria que, si bien fue una derrota desde el punto de vista militar, se convirtió en la llama que condujo al triunfo del 1 de enero de 1959.

El 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes liderados por Fidel Castro, protagonizaron el asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente, en el oriente del país.

Los dos asaltos, cuyo objetivo era desencadenar la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista, quien llegó al poder con golpe de estado del 10 de marzo de 1952, resultaron fallidos militarmente porque no funcionó el factor sorpresa por razones imprevistas.

La idea de apoderarse de las armas necesarias para comenzar la Revolución y entregarlas a los santiagueros para iniciar desde allí la gesta libertaria, fue imposible.

Ocho asaltantes murieron en combate y más de 50 fueron asesinados posteriormente por los esbirros de Batista, hechos que en su conjunto despertaron la conciencia nacional en apoyo y simpatía de los jóvenes.

Tras estos hechos, Batista decretó el estado de sitio en Santiago de Cuba y la suspensión de las garantías constitucionales en todo el territorio nacional y ordenó que se asesinara a 10 revolucionarios por cada soldado muerto en combate.

La represión desatada por la dictadura, lejos de mellar las aspiraciones de los moncadistas, como se les llama a los asaltantes ganó adeptos a la causa revolucionaria.

Otros fueron apresados pero en menos de dos años la presión popular obligó a la dictadura batistiana a liberarlos.

El Movimiento 26 de Julio constituyó la opción principal de los cubanos con su Programa del Moncada, contenido en el alegato de autodefensa de Fidel Castro, La Historia me Absolverá.

Este hecho, sin dudas, pasó a ser un punto de arranque de la lucha emancipadora de Cuba, que ya tenía una larga historia primero contra la esclavitud, la dominación española, la neocolonia y el régimen dictatorial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario