Un
millar de niños y adolescentes que viven en zonas de criminalidad de El
Salvador han encontrado su mejor arma contra la violencia en un
programa musical de prevención del Banco Mundial y financiado por Japón.
Los convocados fueron “muchos más”, pero luego del
proceso de selección “estamos trabajando con 1.000”, destacó a Acan-Efe
el presidente de la Fundación Salvadoreña Educación y Trabajo, el
salesiano José María Moratalla, mejor conocido como el “padre Pepe”,
encargado de ejecutar el programa.
La Orquesta Sinfónica Juvenil Don Bosco debutó hace poco más de un año en San Salvador.
El proyecto se inició hace unos tres años y, de los
1.000 estudiantes de diversas escuelas públicas del departamento de San
Salvador incluidos, unos 470 forman parte del área musical, 220 en la
orquesta sinfónica y 250 en el coro; y los demás están en formación.
El joven director de la orquesta, Bryan Cea, de 25
años, al igual que sus discípulos, proviene de localidades amenazadas
por la violencia.
Los niños y adolescentes de este programa, cuyas
edades van de 8 a 20 años, provienen de los “suburbios” de San Salvador y
fueron escogidos de las escuelas ubicadas en las zonas con más altos
índices de homicidios, precisó Moratalla.
Los jóvenes conviven de forma fraterna sin ningún
inconveniente en el Polígono Industrial Don Bosco, sede del proyecto,
pese a pertenecer a comunidades donde dominan las pandillas rivales Mara
Salvatrucha (MS) y la Pandilla 18, que a la vez rodean ese lugar, en el
sector conocido como Las Iberias.
El polígono está “en una zona marginal de 24
comunidades”, donde viven unas 60.000 personas y que es controlada por
la MS y la 18, indicó Moratalla Escudero.
De acuerdo a la analista de operaciones del Banco
Mundial, Jania Ibarra, este es “un proyecto de prevención de violencia a
través de actividades culturales y musicales”, que ha sido financiado
con al menos un millón de dólares.
El proyecto beneficia a “sectores que tienen menos
acceso (…) a la educación musical; entonces, para nosotros es muy
importante cerrar esa brecha (…) y poderles dar acceso a esos niños”,
añadió.
Este proyecto “va más allá del tema de prevención; es
una oportunidad de vida para los jóvenes” porque “la música desarrolla
disciplina, desarrolla sensibilidad, pero sobre todo desarrolla pasión”.
(Acan-Efe)
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