Es el momento de compartir el espectro radioeléctrico.
“Estamos ante un fenómeno en donde la oligarquía mediática de El Salvador muestra sus
dientes ante los cambios irreversibles antimonopolio que se avecinan”.
Walter Radales
Hemos visto la campaña mediática que está desarrollando un grupo de canales de televisión y radios, agrupados alrededor de su preocupación por la asignación de frecuencias de TV y radio a nuevos competidores.
La campaña colorida y rimbombante en donde han utilizado (y quemado) a sus presentadores y entrevistadoras estrella, les muestra como un grupo fáctico que quiere hacerse oír, como si no tuvieran suficiente con todos sus medios y parafernalia cotidiana.
Estamos ante un fenómeno en donde la oligarquía mediática de El Salvador muestra sus dientes ante los cambios irreversibles antimonopolio que se avecinan.
El Salvador está cambiando en muchos aspectos de la vida, lo mediático es una de las variables de la realidad en donde más se nota. Hay, en la Asamblea Legislativa, en estudio, dos propuestas de Ley de Medios, en donde, entre otras cosas se busca la democratización de los mismos.
Básicamente las propuestas buscan que el espectro radioeléctrico sea más equitativo e incluyente, que se compartan los espacios en iguales proporciones entre lo privado, lo público y lo comunitario. Además la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ha admitido dos recursos de amparo sobre el mismo tema que actualmente tiene en estudio.
Es indiscutible la premisa que algo se está moviendo en este tema.
Las voces antimonopolio, que se oponen a que sean las mismas familias que posean las frecuencias de radio y tv, se están haciendo escuchar, hay disposición gubernamental (en el ejecutivo y en el legislativo) a tratar el tema, hay empresarios nacionales y extranjeros con igual o quizá mayor capacidad financiera y de conocimiento del tema televisivo, la percepción ciudadana no es ajena al tema. Entonces reacciona el dragón mediático y lanza su fuego, con diatribas y mentiras.
Dice la campaña de los medios de derecha que no se oponen a la competencia y expresamente dicen que no se asignen frecuencias a nuevos competidores. Dicen que quieren que haya en este tema un juego limpio cuando ellos han jugado siempre sucio y tras bambalinas acaparando a su antojo frecuencias y programas.
La campaña de medios contra medios es una clara muestra de que están en contra de la demo-cratización de la comunicación.
Pareciera una aberración pero es así: medios contra medios. Eso es lo aparente, lo que deja esta campaña, en donde son mal vistos los bien vistos. Quieren alegar una asignación turbia de canal cuando hasta la misma Ley secundaria establece la subasta y los requisitos previos para poder participar. (Ahí no participa un desconocido). Lo más grave es que invocan a una Sala supuestamente independiente cuando el hijo del Magistrado de la misma Belarmino Jaime, de nombre José Belarmino Jaime de la O aparece acreditado en la SIGET como representante legal de una empresa del ramo de telecomunicaciones.
Estos medios oligárquicos están asustados también porque en el 2019 se dará el apagón digital y les podría disminuir su poder de control, incluso hasta de contenido. No es de extrañarse que los representantes de la empresa privada en la SIGET defiendan a sangre y fuego el oligopolio. (y asi fue al revertir la asignación de canal 11).
Me pregunto ahora: debe ser la Sala de lo Constitucional la instancia competente para sentenciar en asuntos tan técnicos, máxime cuando los proce-dimientos están establecidos en la Ley de telecomunicaciones.
¿Por qué se oponen los grandes medios a la democratización de los medios? La respuesta es sencilla, porque afecta a sus intereses económicos, de grupo y de clase. No hay otra explicación.
¿Hasta dónde podrán llegar en su presión hegemónica y fáctica? Eso está por verse, ni ellos mismos lo saben. Hay nuevas autoridades, un gobierno verdaderamente de izquierda al cual no controlan a su antojo como antaño, que escucha a todos los sectores, con vocación de diálogo y sin duda en este tema escuchará a todos los sectores incluso a ellos (los oligárquicos) pero en igualdad de condiciones con los comunitarios, los alternativos y otros privados.
La configuración del escenario hasta dónde llegará este asunto está por verse, pero el hecho mismo de debatirlo, de discutirlo ya es ganancia.
Evidenciar la inequidad en el reparto de frecuencias y ponerlos a la defensiva ya es victoria. Todo lo que venga después será parte de las transformaciones.
Ha llegado el momento de los pequeños. (El turno del ofendido, dijo el poeta Dalton) Es ahora cuando los medios comunitarios y alternativos, esos que han visto de menos y con desdén en las agencias de publicidad (de ellos mismos), esas radios y periódicos alternativos (Como El Independiente) de los cuáles se ríen y burlan por sus reducidas audiencias ahora están alzando la voz y nos estamos haciendo escuchar.
Es el momento de compartir el espectro radioeléctrico.
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