Los salvadoreños siguen de cerca el caso del expresidente Francisco
Flores, acusado por graves delitos de corrupción, quien fue trasladado
de la cárcel a un hospital privado el jueves pasado para ser atendido
por una supuesta trombosis.
El jueves, el exgobernante fue llevado de las bartolinas de la División
Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil (PNC) al Hospital de la
Mujer, en esta capital, para ser atendido por la repentina afección.
El cuestionado juez del caso, Levis Italmir Orellana, decidió el
traslado de Flores a esa institución médica, luego que Medicina Legal
recomendara su atención fuera de la celda.
Orellana, el mismo
que le ordenó arresto domiciliario a Flores el pasado 5 de septiembre,
medida revocada por la Cámara de lo Penal, dictaminó 72 horas de
hospitalización al exgobernante, para a continuación repetirle los
exámenes.
Flores es acusado por desobediencia a particulares,
peculado y enriquecimiento ilícito, y según la fiscalía se habría
apropiado de 15 millones de dólares.
Sin embargo, una comisión
especial de la Asamblea Legislativa que investiga el paradero de 10
millones de dólares procedentes de donativos de Taiwán, considera que
entre otros delitos, Flores probablemente incurrió en lavado de dinero, y
el monto malversado podría ascender a más de 80 millones.
Los
diputados de la comisión exigen que, luego de las pesquisas y las
propias confesiones de Flores, sea acusado y procesado por lavado de
dinero.
El expresidente ha admitido ante los parlamentarios que
él gestionó y dispuso de al menos 15 millones de dólares que el gobierno
de Taiwán donó a El Salvador para atender necesidades de los
sobrevivientes de los terremotos de enero y febrero de 2001.
La
comisión concluyó que 10 de esos millones ingresaron, entre octubre de
2003 y abril de 2004, a una cuenta del partido Alianza Republicana
Nacionalista, del cual Flores es aún presidente honorario.
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