Pupusas revueltas, de queso con loroco, de frijoles, chicharrón,
ayote, chipilín y hasta locas (con muchos ingredientes) integran la gama
del más universal platillo salvadoreño.
En el año 2005, y por decreto legislativo, la pupusa formalmente se
convirtió en el plato nacional de El Salvador por su procedencia
autóctona y aceptación popular indiscutible.
Desde entonces
quedó dictaminado que cada segundo domingo de noviembre se festejara la
pertenencia de este manjar a la cultura del pueblo salvadoreño.
En Los Planes de Renderos, municipio de Panchimalco, departamento de San
Salvador, los pobladores harán galas a la pupusa (del pipil pupusawa),
pronunciación españolizada de popotlax, una conjugación de las palabras
en el idioma náhuatl popotl, que significa grande, relleno, abultado, y
de tlaxkalli o tortilla.
También, como es tradicional, en
Olocuilta, departamento de La Paz, 22 kilómetros de esta capital, unas
50 personas de diferentes pupusódromos (lugares donde convergen
conjuntamente varias pupuserías) elaborarán una pupusa gigante para
tratar de romper el Guinness World Records en esa modalidad.
Esta será otra loca con 18 ingredientes, entre ellos 60 libras de
chicharrón, 150 de queso, 75 frijoles, espinaca, chipilín, camarones,
mora, atún, jamón y chile jalapeño entre otros, y con una masa a base de
arroz que tendrá 4,25 metros de diámetro.
Aunque la masa de la
pupusa se elaboraba en sus inicios con maíz, desde los años de la década
de 1930 en Olocuilta, se introdujo el arroz debido a la escasez del
grano tradicional en esos años que luego se extendió al resto del país.
Los orígenes de la pususa se remontan a la época precolombina. Fray
Bernardino de Sahagún, autor de "Historia General de las cosas de Nueva
España", en 1570 relataba en uno de sus textos la existencia de una
comida de masa cocida, que se mezclaba con carne y con frijoles.
Se dice que la cuna del más consentido plato de los salvadoreños está
en el occidental departamento de Ahuachapán, sin embargo, no hay
departamento, colonia o cantón, donde no haya un lugar en el que se
elaboren.
La pupusa, hecha a mano, consiste en dos tapas de masa
de harina de maíz o arroz, entre las cuales se le añade el relleno al
gusto del comensal, luego se unen bien y se cuecen en un comal, en el
más tradicional de los casos, o en planchas de metal.
Se sirve
con salsa de tomate y encurtido de col, zanahoria, ají, cebolla y otros
que se le introducen en la medida en que se comen con la punta de los
dedos.
Este domingo, los salvadoreños, orgullosos de su plato
que suele ser acompañado con café caliente o con horchata, realizarán
numerosas actividades como el concurso "Comelón de Pupusas", una
dinámica para premiar al que más pupusas consuma en un determinado
tiempo.
Orquestas, juegos tradicionales, quiscos informativos, forman parte de esta fiesta de la identidad nacional.
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