Por: Walter Raudales
El Salvador es un país sobre diagnosticado en el tema de inseguridad y violencia. Abundan los estudios y proyectos, los hay desde recientes a los más antiguos, por eso es que la contratación de la compañía de Rudolph Giuliani (Bracewell & Giuliani LLP) por parte de la ANEP y la derecha salvadoreña, para elaborar un diagnóstico más, en periodo electoral, despierta sospechas y hay que verlo con suspicacia.
Detrás de la presencia en El Salvador de Rudolph William Louis «Rudy» Giuliani III y su equipo de empleados hay muchas sombras y abundantes preguntas: ¿Por qué aparece un mes y medio antes de las elecciones municipales y legislativas como si él fuera un Deus ex machina? (esta es una expresión que significa «dios desde la máquina»).
Se origina cuando una (machina) introduce una (deus) proveniente de fuera del escenario para resolver una situación). En el teatro griego y romano al final de una obra, fuera ésta tragedia o comedia, al no haber solución, bajaba al escenario por medio de poleas (máquinas) un dios que resolvía el problema.
La derecha salvadoreña con toda su parafernalia y fanfarria hace de la presencia de Rudolph Giuliani un verdadero reality show con la intención de invisibilizar los proyectos nacionales, como los que se están realizando y opacar el camino trasado por el gobierno, la Comisión Nacional de Seguridad que entregó recientemente al ejecutivo un plan completo para erradicar el mal.
También pretende la presencia de Rudolph Giuliani bajarle perfil a las acciones gubernamentales como el despliegue de la policía comunitaria y otros proyectos. El objetivo al final de cuentas de su presencia es crear un ruido ensordecedor que nuble y no permita escuchar ni ver hacia dónde debemos enfilar nuestra atención.
¿Por qué en este tiempo y no en otro? Un diagnóstico más en seguridad no vendría mal, pero quién paga al diagnosticador y cuánto vale su presencia en el reality show. No sabemos cuánto le está cobrando Rudolph Giuliani a la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), ni de qué arcas está sacando el dinero, todos sabemos que músico pagado toca la melodía que le solicitan.
Es lógico entonces pensar que detrás de la pasarela de Giuliani por el imaginario salvadoreño la derecha sacará una buena raja política, en plena campaña electoral y él se prestará para eso, total, el objetivo al final es desacreditar las acciones emprendidas por el gobierno del cambio en el tema de seguridad y opacar todo esfuerzo genuino de resolver el problema.
Las conclusiones son previsibles: una visión catastrófica y apocalíptica de la situación casi ya cercanos al cataclismo, pero hay solución y está según el diagnosticador pagado pasará por las manos y castillo de la ANEP, por la derecha y su instrumento político ARENA y sus “mejores” representantes, los empresarios privados.
Así las cosas es un deber ineludible decir la verdad, Rudolph Giuliani no es una cooperación, él es un negocio disfrazado de consultoría que cobra en efectivo constante y sonante. Claro está que no dirá nada nuevo, ni encontrará la piedra filosofal que resuelva el semejante lio de la inseguridad y la violencia que diezma a toda la población. No seamos ingenuos, la presencia de Rudolph Giuliani es un golpe bajo bien planificado por la derecha en su intento por recuperar espacios políticos de poder.
El reality show Giuliani es un pieza bien movida en este ajedrez que día a día debemos jugar los salvadoreños. Está también montado que el ejecutivo con sus funcionarios de gobierno están casi obligados a hacerle la genuflexión de cabeza (“el mingo mingo”), atenderlo, recibirlo, sonreír, darle la atención e información que solicita, escucharlo, responderle, porque ¡¡¡ hay de aquel que le critique o intente invalidarlo!!! le caerá toda la maquinaria mediática de la derecha.
Por eso hemos visto como (a regañadientes) los funcionarios gubernamentales de seguridad le han atendido y recibido, y eso está bien, pues la derecha está buscando y esperando el menor desliz de algún funcionario que se atreva a criticar a Rudolph Giuliani para enfilar las baterías, enviar sus sabuesos periodistas y comérselo vivo.
En conclusión, la presencia de Giuliani es una puesta en escena donde todos los actores buscan su mejor ángulo, el gobierno lo está jugando bien, la derecha hará sendos montajes en escenarios tal cual la llegada de un vengador americano, ya queda poco para que Rudolph Giuliani aparezca como el Capitán América. En palabras sencillas Giuliani es un alfil electoral de la derecha. Cuando pase todo esto y alguien vuelva a estas líneas dirá que El Independiente tuvo razón.
Giuliani es más sombras que luces. Ya ha hecho diagnósticos similares en otros países, en otras realidades y parte sin novedad. Él llega con su equipo (empleados) habla con unos cuantos, hace su informe, mucho flash, cámaras, acción, lo utiliza quien le paga para acrecentar su imagen, se va y parte sin novedad.
Para dar un diagnóstico valido de una realidad el diagnosticador tiene que insertarse en ella, vivir en ella, padecer en ella, sufrir y reír desde sus entrañas, la solución a la peste de la inseguridad y la violencia que continúa desangrándonos pasa por un plan de país sin trampas ni sombras como las de Giuliani; se necesita ir a las comunidades, partir desde el corazón mismo de eso que llamamos “lo otro”, (como lo hicieron en su momento los Jesuitas en las Misiones de América del Sur que se insertaron en las comunidades originarias hasta convertirse en uno más de ellos y desde allí visualizaron el porvenir). No son diagnósticos ni reality show los que nos van a conducir por el sendero correcto, son proyectos integrales y totalizadores de la mano de la comunidad, por desgracias aquí somos inmediatista y presentista, nos engañan y duermen con cualquier espejismo.
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